Conviértete en tu propio observador

¿Observador de qué? DE TU VIDA. Te invito a que te conviertas en tu propio observador, un espectador consciente de cada uno de tus actos. De aquellos que te gustan como también de los que no tanto. Involucren o no palabras.

¿Alguna vez te sucedió que al contar una misma historia, un amigo, compañero de trabajo o tu pareja viera la misma situación de manera completamente distinta? Si es así, ¿buscaste tener la razón? ¿O por el contrario, «compraste» la teoría de tu colega? Poder ponernos otras gafas a la hora de contemplar la realidad amplía nuestro campo de acción, nos abre puertas para «ir a jugar».

¿De qué manera podemos ampliar nuestra perspectiva? Primero te ofrezco que a partir de una conversación comiences un proceso de aprendizaje. El objetivo final lo establecerás tu misma/mismo, e inevitable y afortunadamente conducirá a un mayor nivel de consciencia.

En consecuencia, te permitirá no sólo acercarte a aquello que deseas, si no poco a poco poder vivir más en el aquí y ahora. Solemos olvidar que es lo único que existe.

En segundo lugar, durante tu camino es probable que te des cuenta que es necesario desaprender cosas que ya no te son útiles. Y que más aun,  pueden ser una verdadera carga. También, puede suceder que necesites aprehender (si si, con h) aquellas que hace tiempo deseas pero no tienes la menor idea de cómo incorporar. ¿Te resuena revisar viejas creencias que te están limitando? ¿Soltar esas opiniones que venís arrastrando y repitiendo como un loro hace años pero ya no te identifican? De manera similar, ¿qué tal si te propones soltar juicios que no tienen fundamento?

Los seres humanos abarcamos tres dimensiones: mente, cuerpo y espíritu. ¿A qué nos referimos con cada una? Con mente me refiero a nuestros pensamientos, decisiones, preocupaciones y emociones. Con cuerpo al templo en el cual habitamos; al que nos permite movernos, entrenarnos. El cual aseamos y vestimos diariamente, cuidándolo sea a nivel de salud como de aspecto. Asimismo, con espíritu me refiero a nuestra alma. Aquello que nos hace únicos e irrepetibles. Podría resultar más difícil  identificar esta dimensión, y el hecho de pasar inadvertida podría hacer que tendamos a descuidarla… Una pregunta que suele presentarse en las sesiones es cómo puedo aprender a acariciar y amar esta dimensión.

En consecuencia, a lo largo de nuestras conversaciones buscaremos la manera de establecer una coherencia dinámica entre estos tres campos. De este modo, tu vida comenzará a deslizarse con armonía y cercanía a tus deseos y valores.

¡¡Parece mucho trabajo!!

Digamos que depende, de según como se mire, todo depende.

Te prometo que el viaje es apasionante. Y si me invitas a acompañarte, con tu compromiso y dedicación haremos que  sea más liviano.

Un abrazo,

Antonella.

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